Albert Camus en 1957 |
Resistencia
ante las estructuras totalitarias, ante los movimientos revolucionarios y los modelos de sociedad que necesitan víctimas, y
rebeldía contra lo absurdo del mundo: el escritor francés
Albert Camus
ahondó en sus obras en la búsqueda de fundamentos y posiciones
morales que, 100 años después de su nacimiento, siguen más
vigentes que nunca
Camus escribió ensayos, novelas y piezas teatrales, entre ellas títulos como 'El extranjero', 'La peste', 'El mito de Sísifo', 'Los justos' o 'El hombre rebelde', una de sus últimas obras.
Para el autor, el hombre era la medida de todas las cosas. "Je me revolte, donc nous sommes" ("me rebelo, luego existimos"), reza en 'El hombre rebelde'.
En
1957, este combatiente de la resistencia, periodista y escritor
comprometido fue galardonado con el Nobel de Literatura.
FUENTE:
Diario El Comercio
Desde
la biblioteca, homenajeamos a este gran escritor acercándote a dos
de sus obras más importantes: El extranjero y La peste.
¡Ven
a la biblioteca y llévatelas en préstamo!
Sin
duda mucho peso tuvo esta novela en la decisión de conceder a su
autor el
premio Nobel de Literatura en 1957:
cumbre de la narrativa de este siglo, amarga y penetrante alegoría
de un mundo al que sólo una catástrofe logra rehumanizar. Novela
apasionante, de gran densidad y de profunda comprensión del ser
humano, se ha convertido en uno de los clásicos más indiscutibles
de la literatura francesa de todos los tiempos y en uno de los más
leídos.
Albert
Camus (1913-1960) no sólo fue uno de los escritores más
prestigiosos de la generación que llegó a la madurez entre las
ruinas, la frustración y la desesperanza de la Europa demolida por
las dos Guerras Mundiales, sino que el paso del tiempo agiganta cada
vez más su figura excepcional y el valor de su obra." El
extranjero" , novela con cuya publicación saltó a la fama en
1942, tiene como referencia omnipresente a Meursault, su
protagonista, a quien una serie de circunstancias conduce a cometer
un crimen aparentemente inmotivado. El desenlace de su proceso
judicial no tendrá más sentido que su vida, corroída por la
cotidianidad y gobernada por fuerzas anónimas que, al despojar a los
hombres de la condición de sujetos autónomos, los eximen también
de responsabilidad y de culpa
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