El
lema
de este año
para el Día Internacional de la Mujer, «Una promesa es una promesa:
Es hora de actuar para acabar con la violencia contra la mujer»,
busca reforzar el compromiso de la comunidad internacional.
El
Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) es una fecha que celebran
los grupos femeninos en todo el mundo. Esa fecha se conmemora también
en las Naciones Unidas y es fiesta nacional en muchos países. Cuando
las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por
fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas,
culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día,
pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de
lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el
desarrollo.
Desde la biblioteca celebramos este día proponiendo estas lecturas que espero sean de vuestro agrado.
Desde la biblioteca celebramos este día proponiendo estas lecturas que espero sean de vuestro agrado.
¡Ven
a la biblioteca y llévatelas en préstamo!
Sevilla,
siglo XVII, una ciudad resplandeciente en la que florecen las artes.
De entre todos, una mujer destaca más que nadie: Luisa Roldán.
Escultora sin par, obtendrá numerosos encargos de considerable
importancia. Su afirmación como artista la lleva a requerir lo que
ninguna mujer había logrado con anterioridad: ser nombrada escultora
de cámara del rey. Su fama se extiende por todo el país y
trasciende las fronteras. De Andalucía a Madrid y de allí, a través
de una Europa convulsionada, a la remota Moscú. Un periplo
emocionante y una fascinante historia de amor abrirán sus horizontes
y su visión de la vida. Esta novela narra la historia de una
espléndida mujer y de su mayor pasión: la pasión de vivir.
La
historia de amistad entre dos mujeres que, con su talento como
buscadoras de fósiles, precedieron a Charles
Darwin en
uno de los descubrimientos científicos más apasionantes del siglo
XIX.
Tracy
Chevalier vuelve
sobre algunos motivos frecuentes en sus obras: las desigualdades
sociales, el cruce entre clases, la amistad y el talento innato.
Valiéndose del uso de la primera persona, la autora recrea no solo
las vidas, sino también las voces de Mary Anning y Elizabeth
Philpot, dos figuras históricas, y logra un buen contrapunto entre
dos personajes llenos de contrastes: una ilustrada, la otra casi
analfabeta, pero unidas por su talante de mujeres singulares en el
seno de una sociedad de miras estrechas.
Desde
los tiempos más remotos siempre han existido mujeres valientes e
inquietas, que no se han conformado con ser meras espectadoras y se
han lanzado a la aventura de viajar allí donde los mapas estaban en
blanco. Misioneras, piratas, aviadoras... auténticas heroínas a
contracorriente cuyas proezas han sido silenciadas y olvidadas por
una historia siempre protagonizada por hombres.
Hija
ilegítima de un rico hombre de negocios, Mariam se cría con su
madre en una modesta vivienda a las afueras de Herat. A los quince
años, su vida cambia drásticamente cuando su padre la envía a
Kabul a casarse con Rashid, un hosco zapatero treinta años mayor que
ella. Casi dos décadas más tarde, Rashid encuentra en las calles de
Kabul a Laila, una joven de quince años sin hogar. Cuando el
zapatero le ofrece cobijo en su casa, que deberá compartir con
Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relación que acabará
siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de
madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas
experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar
las terribles circunstancias que las rodean —tanto de puertas
adentro como en la calle, donde la violencia política asola el
país—, hará que Mariam y Laila vayan forjando un vínculo
indestructible que les otorgará la fuerza necesaria para superar el
miedo y dar cabida a la esperanza.
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